Sí, es cierto, estoy muy callado aunque debería estarlo todavía más, lo digo por motivos que quedarán razonablemente claros unos cuantos párrafos más adelante. Estoy trabajando en las verdaderas tripas de lo que se supone es el mundo editorial, alejado de la farándula cuyos ecos son lógicamente los únicos que como lectores nos llegan —porque el morbo de la farándula es lo único que se me antoja podría interesar de la vida y milagros, y también a veces obra, de una profesión caracterizada principalmente por su rol mediador— aunque de vez en cuando
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