7 oct 2011

Tirarse a Cenicienta

Se vende como la revolución literaria del año —que no “revelación”, ésta palabra la reservaron los de Salamandra para la novela de Franzen—, por calidad, precio y forma de entrega. Y por apostar por un futuro que quizá ya esté aquí. Libros a un euro (adelante, chiste fácil…). Los responsables de sigueleyendo.es han dicho basta y han decidido reventar el mercado, quitándole el cuento de las manos a libreros y distribuidores. Y como sin cuento no hay negocio que valga, hasta medio centenar de escritores han dado el Sí quiero a una iniciativa que, por buena y pienso que bien puesta en práctica, merece que la plagien y la maldigan e incluso la parodien.


Lanzaron el reto de versionar para adultos cuentos infantiles clásicos y, gracias a la amabilidad de la cara visible del proyecto, he tenido acceso a varios de los relatos de la primera hornada. El atractivo radica, como podéis imaginar, en que la premisa/condición adulta empuja consciente o inconscientemente a pensar en candidez infantil mutada en retorcimiento, desesperación, vidas perras, locura, ciencia ficción, sangre, drogas y copulación desenfrenada. Como poco o para abrir bocas, a modo de entremeses. Sí, pensad mal y acertaréis y leeréis de todo eso y más.

Leí los relatos ya publicados. Bien. Pero me quedo con uno de ellos: En el bosque, de Juan Abreu. Entre lo que olvido, lo generado a diario y el retiro informativo en que vivimos quienes no nos dedicamos ni siquiera part-time a lo literario, mi incultura aumenta de forma geométrica y acelerada: no conocía a Abreu. Pero el relato, que versiona cojonudamente La caperucita roja de Perrault, es bueno y, no se olvide, sólo vale UN euro más el dieciocho por ciento de IVA. De esa pasta gansa los de sigueleyendo le entregan cincuenta céntimos al autor, otro tanto se quedan ellos por la edición, la maquetación, el trabajo ambulante y las molestias informáticas, y dieciocho céntimos se destinan a pagar fruslerías sanitarias, educativas, intereses de deuda pública y fondos reservados. Sólo hace falta que el negocio les salga bien y tendremos solucionados gran parte de nuestros problemas.

¿Cuáles son las amenazas y debilidades que cabría verle a esta iniciativa? Principalmente dos. En primer lugar la escasa penetración de los dispositivos electrónicos de lectura en el mercado lector español. Algo remediable con el tiempo, desde luego. Cada vez hay más modelos, mejores precios, más usuarios, etc. Pero, paradójicamente, las ventas no despegan. El motivo: los libros digitales son escandalosamente caros en España, lo que promueve una piratería activa —y ésta es la segunda amenaza— que a su vez es causa de las peores pesadillas de autores y editores. Para defenderse de este segundo pedrusco, sigueleyendo ha hecho lo más lógico que cabría hacer sin abandonar el terreno de juego: desincentivarla mediante el low-cost. ¿Para qué robar algo que casi es gratis? De todas formas, a modo de aviso contra la piratería, en cada relato se dice lo siguiente: “El 50% de lo que usted paga por este li¬bro va directo al escritor, sin el cual no existiría. Para que usted pueda leerlo ha sido necesario el trabajo de un escritor, una editora, un editor, una correctora, un téc¬nico en digitalización, una diseñadora web, un webmaster y un productor. Si lo piratea, ya sabe a quién roba. Si nos roba, mejor no nos lea. No va a entenderlo”.

Bien, como creo que a este tipo de emprendedores hay que apoyarlos, ya que el Gobierno no lo hace o lo hace torcidamente, voy a poner mi grano de arena en la promoción del invento. A los editores, un día que estábamos tomando unas cervezas, se les cayó un cuento al suelo. Sí, uno de los relatos cuya inclusión estaba prevista en la colección digital con que han arrancado. Un relato que yo robé… (El autor, por más que ha intentado rellenar su currículum con una sarta de embustes, es desconocido, y pienso que de haberse publicado el cuento sus ventas hubieran estado dentro de la clásica horquilla que va del cero al uno.) Me agaché a rascarme, hice una bola con él y me lo metí en el bolsillo. Cuando llegué a casa, lo planché con la Polti, lo leí y… no sabría decir. Lo que sí tuve claro fue qué hacer con él: piratearlo. Así los lectores podrán formarse una idea, por vía vicaria, de qué cabe esperar de los cuentos publicados por sigueleyendo: algo sistemática y literariamente muy por encima de lo que fue robado. Podrán entonces decidirse y pagar aquellos 1,18€ por el relato de Abreu, que vale mucho más que eso.

6 comentarios:

Pilar dijo...

Jajaja, ¿Lo has hecho tú? Mira que eres malo. O muy bueno, depende de como se mire. Voy a leerlo con calma.

José Luis Amores dijo...

Querida Pilar. Sí, la maquetación la he hecho yo, copiando portadas de unos y estructura y tipografía de otros. Es fácil después de unos cuantos miles de documentos con objetivos distintos a los literarios.

Pero el texto es popular, La Cenicienta, adaptado por J.J.M.M. Espero que lo disfrutes o, en su defecto, te rías.

Abrazos.

Pilar dijo...

Ay, José Luis, que tengo edad suficiente como para haber conocido a La Cenicienta, Blancanieves y demás familia :-)
La maquetación ya me hizo soltar la primera carcajada y la adaptación del cuento no tiene desperdicio. Es una buena parodia de lo que representa el panorama televisivo hoy. Salvo excepciones.
Me he reído, sí, a carcajadas.

Abrazos.

José Luis Amores dijo...

Le paso tu feed-back a Jorge por SMS, que estará por ahí ejerciendo de paparazzi junto a la Wizard. Sí, son Pura Chusma.

La sargento Margaret dijo...

José Luis:
No es expresión propia de esta señora que teclea, pero no hay otra que mejor cuadre en el castellano:
"cojonudo"
La sargento Margaret

José Luis Amores dijo...

Agradecido, Maggie Mae. Le haré llegar el bumerán a J.J.M.M. La de euros que está perdiendo el mercado editorial por culpa de mi acto de piratería, jijiji...

Publicar un comentario

Thomas Pynchon

El maestro

David Foster Wallace

Un discípulo aventajado

Entrevista en origen

A modo de evangelio


Hermano Cerdo


Sigueleyendo


Revista de Letras


Jot Down Cultural Magazine

Suomenlinna

Javier Calvo

Correspondencias

Hugo Abbati

Las teorías salvajes

Pola Oloixarac