13 dic 2010

Matar en Barcelona


De esta antología todos los relatos son buenos, en serio. Pero hay algunos buenísimos y uno magistral. Permitidme que hable solamente del que más me ha gustado. Se titula El librero del ángel negro, y lo escribió Raúl Argemí. Trata de un fraile de Santa María de Poblet que tiene que abandonar el Reial Monestir porque el rey va a dedicar la finca monacal a asuntos de la realeza. El fraile es un pajillero descontrolado que se toca ante la vista de las láminas incluidas en la pornografía del siglo XIX. Se resiste a abandonar el edificio por causa de su adicción a esos libros encerrados bajo llave en una vitrina. Termina robándolos y poniendo una librería de viejo en Barcelona, donde compra y vende chucherías bibliófilas mientras se masturba en la trastienda. Le llegan nuevos incunables de la erótica secular, ante la vista de los cuales se derrite de deseo, y cuya compra lo va dejando sin fondos. Recurre entonces a la venta de ejemplares propios y, cuando ha recibido el dinero a cambio, se las ingenia para asesinar a sus clientes y recuperar sus preciados tesoros. Lo acaban descubriendo y el cuento termina en el previo a la ejecución.

Lo extraordinario del relato es el juego de narradores. Como es natural, el fraile está rematadamente loco y oye voces, una voz que le conmina a hacer las cosas que hace. Argemí da cuenta de esta psicopatía mediante el uso de un superyó narrativo y el recurso natural y constante a la tercera persona cuando escribe las acciones del yo real. Creemos, pues, que hay dos sujetos hasta bien entrada la narración, cuando advertimos la jugarreta del escritor. El uso del truco es fantástico, y el medio empleado para ponerlo de manifiesto es absolutamente creativo y divertido.

Como muestra un botón. Párrafos antepenúltimo y penúltimo: «Dicen, dijeron luego, cuando la historia del librero asesino de Barcelona se hizo leyenda y hasta el maricón insomne de Gustave Flaubert lo narró en su primer relato, que lo último que musitó fue: “¿por qué me abandonaste?”, como si el hijo de puta fuera un Cristo en la cruz.
      »Nunca, jamás, fue abandonado.»

Destacables los relatos de Javier Calvo, Manuel Vilas, Mara Faye Lethem, Sabino Méndez, Gabriela Wiener, Antonio Luque, Darío Hernando, Elena Medel, Llucia Ramis, Sebastiá Jovani y Francesc Serés. Edición cuidada. El leitmotiv de la antología es el asesinato en Barcelona, casos reales aunque en ocasiones disfrazadas las circunstancias y alterados los nombres para no causar daños colaterales. Fantásticos los de Javier Calvo, Manuel Vilas, Sabino Méndez y Francesc Serés. Como antólogos figuran Jordi Corominas i Julián y Ana S. Pareja. Pocas e irrelevantes faltas interiores y una gorda gorda en la contraportada: «Doce autores jóvenes y doce crímenes reales». Se trata del primer volumen de la colección Héroes Modernos de la editorial Alpha Decay, y por ello ya viejo (septiembre de 2009). El libro me ha sido facilitado por estar en posesión de un arrugado carnet de lector de bibliotecas públicas. Un par de autores nacieron en la década de los sesenta. Debería haberlo devuelto el 10 de diciembre, pero me dio pereza y renové el préstamo por Internet hasta el día 20. La mayoría de autores vino al mundo en los setenta del pasado siglo. Junto con este libro y por la misma vía obtuve Snuff y un par de documentales rusos sobre El Espacio. Alguno lo hizo en los ochenta del siglo veinte. Por si no lo sabíais, Antonio Luque es más conocido como Sr. Chinarro, «se gana la vida tocando y vive en Málaga». El libro tiene 300 páginas justas. Por si no lo sabíais, Sabino Méndez era guitarrista de Loquillo y los Trogloditas. Probablemente el día 22 publique una continuación de la lista de las mejores lecturas de 2010. Por si no lo sabíais, Sebastiá Jovani es agitador y le gustan las cuestiones ufológicas, como yo, como a mí. En 2005, Raúl Argemí ganó el premio Dashiell Hammett 2005, el XIII Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, el premio 2005 Brigada 21 a la mejor novela original en castellano, el premio Novelpol 2005 y el premio Hammett 2005 por la novela Penúltimo nombre de guerra, publicada en 2004 por la editorial Algaida y traducida al italiano, al holandés y al alemán. Y puede que poco después amplíe la lista de las mejores lecturas de 2010 con otro libro más que aún no he leído. Por si no lo sabíais, Raúl Argemí nació en 1946.

3 comentarios:

Raúl Argemí dijo...

Bueno, viejo, tu comentario a cerca de mi relato con ángel negro y fraile desamortizado ha hecho que mi yo alcance alturas de jugador de la NBA. Gracias. Pero no por la opinión, sino por ser un buen lector, que no es fácil serlo ni abundan.
Y de paso, te digo, que tenía fichados a los mangani, a los gomangani y a los tarmangani, como fanático experto en Tarzán que fui cuando era niño y no tanto. De los Bolmangani no tenía noticias, pero veo que leen. Al menos que... se me ocurre ahora que estan cruzados con bolgani, ¿era el gorila, no?´
Gran trayectoria desde la selva subtropical a los libros. Un abrazo y buena caza.

cristina dijo...

Me inquieta que el diseño de su blog sea igual que el del mío y que se llame bolmangani con lo que le costó a mi marido de cuyo ángel negro habla en su último post que le escuchara la verdadera historia de tarzán de los monos
un saludo

José Luis Amores dijo...

Guau, he visto antes, por el móvil, vuestros comentarios y no me podía creer lo rápido que viajan algunas noticias. Ahora, en pantalla ancha, ya veo dónde se encendió la chispa. Amigos, Tarzán me dejó secuelas humorísticas imborrables. Y sí, significa gorila pero con la traducción española del mangani oficial (de Bolgani pasó a ser un feliz y más bruto Bolmangani). Pienso que los gustos en diseño blogger pueden extrapolarse a otras temáticas, como es el caso.

Muchas gracias por comentar y por el seguimiento, maestro y maestra (no os hacía juntos, soy un ignorante).

Un comentario fuera de lugar o hilo: no me gusta la coletilla "AND OTHERS" de la portada de vuestro último libro. Más elegante hubiera sido citar a todo quisqui y si acaso iluminar con elegancia los nombres diseminados de las CoolStars.

Un abrazo.

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