19 abr 2012

Presentación de UN LIBRO

Normalmente en las presentaciones literarias a las que he asistido el presentador o la presentadora ha leído un texto laudatorio acerca del autor, sobre su libro o sobre ambos.
Igual que estoy yo haciendo ahora mismo.
En esos casos, al presentador o presentadora se le había seleccionado de entre varios posibles por razón de su amistad con el autor, o por su relación con el tema sobre el que versaba el libro en cuestión, o porque la editorial le pagaba dinero para que hiciera dicha presentación (entran en este apartado quienes presentan un libro porque trabajan para la misma editorial que lo ha publicado, ya sea directamente, como empleados, o indirectamente, como autores).
Tengo que aclarar que no soy amigo del autor, que mi relación con el tema del libro es casual y que la editorial no va a pagarme un duro por esta presentación.
Pero también, y para no faltar a la verdad, debo decir que el editor es amigo mío.
La verdad es que el editor me regaló este libro hace meses, poco antes de que llegara a las librerías.
El editor me regaló el libro y yo no tenía ninguna intención de leerlo, al menos no inmediatamente.
Como somos pocos hoy aquí (que conste que esto lo escribo el lunes y lo estoy leyendo un miércoles, lo cual significa que poseo cierta clase de dotes adivinatorias en lo que respecta a acontecimientos futuros relacionados con el mundo de la cultura), digo que como somos pocos hoy aquí, en esta tarde de fútbol internacional, voy a explicar o a enrollarme un poco sobre lo que pasó en realidad cuando hace meses el editor de ESTE LIBRO me regaló un ejemplar de ESTE LIBRO que yo no pensaba ponerme a leer inmediatamente.

Pero antes… Un Paréntesis: Quiero que sepan ustedes lo vergonzoso que me resulta tener que leer este texto tan sencillo en lugar de habérmelo aprendido de memoria. Siempre me he aburrido mucho en las presentaciones literarias porque, normalmente, en ellas no ocurre nada que se salga del siguiente guión preestablecido:

UNO. Llegan el autor, el editor y el presentador, puede que cada uno por su lado. Se quedan en la puerta del lugar donde va a CELEBRARSE la presentación y fuman uno, dos o incluso tres cigarrillos. Pero uno, que SIEMPRE viene a las presentaciones en calidad de OYENTE, observa cómo tanto editor como autor van constatando con los respectivos rabillos de sus ojos, izquierdo o derecho, el bajo número de OYENTES que, como gotas en un desierto, va cayendo e incluso calando, es decir ENTRANDO, en el lugar elegido.
Si el autor es local, cabe la posibilidad de que ese número sea más elevado...
Si además hay anuncio o esperanza de copa de vino español, el número crece irremediablemente.
Como es natural, excluyo de esta tónica las presentaciones de autores CONSAGRADOS, las de autores de BEST-SELLERS y las de autores EXTRANJEROS. Y también las de LIBROS ESCRITOS POR GENTE QUE SALE EN TELEVISIÓN.
Dejémoslo ahí.

DOS. El acto da comienzo con la presentación del autor por parte del responsable de la presentación, me refiero al presentador de segundo grado o meta-presentador, y del presentador de primer grado, en este caso yo.
Suele haber botellines de agua al lado de los micrófonos.

TRES. El presentador de primer grado comienza entonces a hablar del autor o del libro o de ambos, echándole flores con palabras cuidadosamente elegidas (de ahí que lo normal sea leerlas directamente de un papel y no dar la apariencia de estar improvisando, pero por desgracia para los OYENTES, la mayoría de quienes leemos libros no sabemos hacerlo en voz alta, nos falta práctica, aun cuando en ocasiones tengamos lo que se dice LABIA: esa es la cruda realidad, no sabemos respirar correctamente y nos atascamos e incluso llegamos a quedarnos peligrosamente sin aire, y también vamos cambiando peligrosamente de idea conforme leemos, etcétera).
Y bueno, el presentador lee y lee y lee hasta que termina de leer.

CUATRO. Algunas veces hay un par de aplausos.

CINCO. Y luego el autor dice unas palabras de agradecimiento, dirigidas tanto al presentador de primer grado como al público asistente y también a la institución anfitriona y, a modo de propina, al presentador que antes he llamado presentador de segundo grado o meta-presentador.
Después, el autor dice otras palabras acerca de las INQUIETUDES que lo llevaron a escribir el libro.
Y lo más seguro, en casi el CIENTO POR CIENTO de los casos, es que a continuación el autor comience a leer trozos del libro presentado.
¿Cuántos trozos?
Depende.
¿De qué depende?
No lo sé, nunca lo he sabido, ese es el punto en el que siempre desconecto y estoy a punto de quedarme (peligrosamente) DORMIDO.

Cierro paréntesis. Recuerden que estábamos dentro de Un Paréntesis.

Quedamos entonces en que el editor me regaló el libro y me lo llevé a casa y me acosté, porque el libro me lo regaló entrada la noche.
Al día siguiente me levanté y me dediqué a llevar una vida normal.
Pero por la tarde comencé a leer el libro. ESTE LIBRO.
Y dio la casualidad de que LO LEÍ ENTERO. Lo cual es difícil porque yo, aunque leo muchos libros, aunque en realidad leo un número bestial de libros al cabo del año, lo cierto es que desde hace bastante tiempo comienzo la lectura de libros que no llego a terminar. Como suele decirse, SE ME CAEN DE LAS MANOS.
Pero ESTE LIBRO (y han de saber cuán REPULSIVO encuentro el verbo que voy a utilizar, que me veo en la obligación de usar para que se me entienda con claridad meridiana), decía que ESTE LIBRO me… ENGANCHÓ.
Y entonces yo, que tengo un BLOG, digamos que LITERARIO, escribí lo que comúnmente se conoce por UNA RESEÑA.
Y resulta que esa reseña fue la primera reseña que se escribía y se publicaba sobre este libro que hoy tengo el honor de presentar por última vez.

He de avisarles de que hasta ahora les he leído MIL palabras y de que aún me quedan por leerles otras MIL más.

Es un tópico eso de que la vida de escritor es difícil. Es un tópico porque es cierto, si no no lo sería (un tópico). Pero no es cierto que esa dificultad sea exclusiva de nuestros días. ¿Recuerdan a Cervantes luchando contra la querencia de entretenimiento de sus coetáneos? Aunque él, además de contra la tontería, debía librar una batalla aún más dura contra una circunstancia todavía más grave y ubicua: el analfabetismo. En su época eran muy pocos, desde un punto de vista relativo, estadístico, los que sabían leer y, por tanto, los que podían disfrutar de sus geniales diatribas sobre el entretenimiento versus el arte verdadero. Quienes escribían lo hacían para ser leídos por una minoría y, si acaso, para aspirar a ser leídos en voz alta a un grupo de personas de densidad variable (a no ser que uno se considere a sí mismo “un punto infinitamente denso y caliente”). De ahí que el teatro y la poesía declamada tuvieran una clara preeminencia sobre la novela.
¿Qué ha cambiado desde entonces?
Ahora todo el mundo sabe leer, por supuesto. Aunque, no nos engañemos, la mayoría infrautiliza ese conocimiento, esa capacidad, esa alfabetización obligada tanto por la ley como por las circunstancias.
Se leen mensajes en el móvil y en el correo electrónico. Se leen anuncios y etiquetas de productos. Se leen papeles en el trabajo. De vez en cuando se leen algunos titulares de periódico y muy de vez en cuando algún artículo periodístico.
En nuestra época como en la de Cervantes, más que leer, se escucha.
Sólo que esa tradición oral, aquel inmediatismo de una voz humana que lee o declama o recita en voz alta para que otros disfruten o se entretengan, la hemos sustituido por máquinas parlantes: la televisión, el cine, la radio.
Comparen la audiencia de cualquier programa televisivo o radiofónico (y al proponer el adjetivo indefinido “cualquier” no lo hago despreocupadamente) con el número de lectores y sabrán a qué me estoy refiriendo.
Paradójicamente, la alfabetización de la sociedad no ha conseguido al menos equilibrar el coeficiente mundial de ansia de entretenimiento con la atención que reciben los productos artísticos. A este respecto, las cosas, en el fondo, han cambiado poco en los últimos QUINIENTOS años.
¿Por qué? (En lugar de preguntar ¿de quién es la culpa?)
Desde luego, en parte, por intereses económicos. Desde un punto de vista empresarial, es más apetecible invertir en la producción y comercialización de productos de consumo inmediato y fácil degustación que en la de cosas que requieran un ESFUERZO por parte del consumidor.
Pero también, me temo, la causa principal tiene mucho que ver con la predisposición por defecto de los consumidores, del público, su pasividad y sus insaciables ganas de bienestar sin entregar nada verdaderamente valioso a cambio.
La gente está dormida, y hasta aquí nos llegan sus ronquidos.
Y lógicamente los libros más leídos son aquellos que sólo aspiran a entretener sin pedir nada a cambio. Libros que vienen a perpetuar el eterno desequilibrio entre desarrollo mental y mera diversión.
Porque autores capaces de equilibrar una y otra cosa hay pocos, y que además quieran hacerlo, que quieran invertir tiempo, esfuerzo e ilusión en ello, hay todavía menos. Digamos que por causa de las fuerzas del mercado y por la natural desidia humana, esos autores son hoy una especie en extinción. Autores que escriban libros como ESTE LIBRO son hoy una especie en extinción. Los libros como ESTE LIBRO escasean y además son ahogados en las mesas de novedades por una ingente cantidad de entretenimiento caro para el bolsillo pero barato para el cerebro.
Porque ESTE LIBRO, además de alimentar ese cerebro, divierte y entretiene. En sus poco menos de XXX páginas hay más diversión y emoción que en el partido de fútbol que millones de personas están viendo ahora en sus casas.
Definitivamente, la vida de escritor sigue siendo difícil, pero la de lector no le va a la zaga.

De todos los relatos que hay en ESTE LIBRO elijo uno para comentarlo. Se titula FAUSTINE. No me digan que el título no es seductor.
En él hay un protagonista joven que recibe un regalo de su abuela por su cumpleaños. Se trata de un ejemplar de UN FAMOSO PERIÓDICO fechado el día de su nacimiento. Pasan cosas y acaba leyéndolo de cabo a rabo, incluso los anuncios por palabras. Y se le ocurre llamar a los teléfonos de esos anuncios publicados hace décadas. Llama a uno: “Nosotros no vendemos pisos, se deben haber equivocado los del PERIÓDICO”. A otro: “me respondió una voz masculina con acento sudamericano y me dijo que el encargado se había puesto enfermo y que mejor llamase al día siguiente”. Y a un tercero: “Se ofrece intercambio de conversación francés-español, preferiblemente tardes. Tel. 567 77 77. Saltó el contestador y colgué. Pero luego volví a llamar y dejé un mensaje con mis datos y mi número de teléfono”. Y al cabo de tres días: “Hola, soy Faustine, llamo por lo del intercambio”.
Siguen dos páginas y media más cuyo contenido no voy a revelar.
¿Ven ahora por qué creo que no hay que leer trozos del libro que se está presentando? Ahora les he dejado con la duda. Quizá ahora incluso cabe la posibilidad de que quieran ustedes terminar la lectura de ese relato por cuenta propia y no ajena, a solas, sin nadie que les haga el trabajo, que les explique su significado y sus conexiones. Sin nadie que les aclare, por ejemplo, por qué un ejemplar de periódico atrasado ni por qué en el primer número al que llama el protagonista vendían un piso ni por qué en el segundo el encargado está enfermo. Ni tampoco por qué en el tercero, en el que sí hay respuesta, lo que se ofrece es un intercambio cultural sin mediación económica alguna y la que responde es una mujer y no un hombre. ¿Por qué FAUSTINE?
David Foster Wallace dijo sobre la capacidad del arte para estimular y motivar que el desafío del escritor es enseñarle al lector que él (el lector) es más inteligente de lo que pensaba. Poco enseñan al lector quienes lo dan todo masticado, quienes le demuestran, una y otra vez, que él (el lector) es mucho, pero mucho más estúpido de lo que pensaba. De libros de autores así están las librerías abarrotadas, libros como ESTE LIBRO son rara avis en este mundo de no lectores.
Así que tampoco voy a contarles lo que, ya en la vida real, me ha sucedido después de llamar yo a ese número de teléfono de FAUSTINE.
Hagan ustedes mismos la prueba.

20 comentarios:

WOLFVILLE dijo...

Maldita sea, yo fui el més pasado a dos presentaciones librescas y son tal cual las describes -hasta el más mínimo detalle-. Eso sí, en estas dos no hubo lectura de fragmentos del libro. A lo mejor por eso no me quedé dormido XD

¿Y qué hay de EL LIBRO? Yo la única Faustine que conozco es la de Bioy Casares.

Pilar dijo...

Buena presentación. Como corresponde al libro presentado. Sin embargo, José Luis, el post que nos presentas hoy está incompleto. Como es una puesta en escena, nos falta el documento gráfico. Del texto se extrae que hubo risas y aplausos. Los que no estuvimos queremos ver la reacción del público. Seguro que no fue una presentación aburrida y se lo pasaron tan bien como nosotros al leerlo. ¿A que sí?

Pedro dijo...

Sospecho que solo se trata de un juego de los que parecen gustar mucho a José Luis. Las referencias genéricas y la frase de DFW dan la última pista.

O quizá veo fantasmas :)

José Luis Amores dijo...

Respuesta

Pilar dijo...

Jajaja, qué mala leche tenéis (no me extrañaría que la idea partiera del autor). Menos mal que no he llamado, porque si me contestan en francés me muero.

Pedro dijo...

De "en diagonal" nada, que hasta he buscado el teléfono en Intenné para ver si encontraba alguna pista adicional :)

Josep Anton dijo...

¿Una presentación leída? Uffff. No suelo ir a presentaciones, pero cuando aparezco por alguna y veo que están leyendo el discurso salgo corriendo. Ya no se estila eso, hombre. El powerpoint tampoco, por cierto. :-P

Pero bien, bien...

José Luis Amores dijo...

Respuesta

Pedro dijo...

Ese también le gustaba a Borges, si no recuerdo mal

José Luis Amores dijo...

Más respuestas

Pedro dijo...

Me has convencido, acabo de comprarlo (Fricciones). Este blog me llevará (felizmente) a la ruina...

Un abrazo.

José Luis Amores dijo...

Mi esfuerzo me ha costado a mí también, que llevo media tarde hackeando blogger para violar las normas de los comentarios y hacerlos más demostrativos.

Pedro, que no olvides comprar Aire de Dylan también.

Un abrazo.

Pedro dijo...

Sure, después de "París no se acaba nunca" (que comencé a leer el otro día en la FNAC y me arrepiento de no haberme llevado...)

blumm dijo...

El arte de prescribir. Leer tus entradas es hacer presupuesto: Aire de Dylan, Fricciones y el de los niños. Ese creo que lo tengo en casa pero en Valdemar, creo, quiero recordar. Lo busco.

Ah, odio asistir a presentaciones de libros. Es un raro marketing que llego a digerir. Y no sé el porqué, amigo.

La mejor presentación de un libro -en el siglo XXI- podría ser la sincronización de la publicación de reseñas en 100 blogs al mismo tiempo, por ejemplo. Siguiendo la estela que han abierto hoy dos tipos locos por la literatura experimental, jaja.

Y es fácil organizarlo, pienso. Y es barato también...

blumm dijo...

Es un raro marketing que NO llego a digerir quise decir, escribir y pensar.

Anónimo dijo...

Interesante, bastante más que las presentaciones a las que he ido últimamente. En una de ellas, el presentador habló tanto que el autor prácticamente no tuvo tiempo de decir nada. Hello, ¿a quién hemos venido a escuchar? Hay gente que tiene que controlar su ego (no en tu caso, claro).

Me apunto "Fricciones". Suena interesante. Por cierto, he visto "El rey pálido" de DFW en la edición inglesa de bolsillo y parece mucho menos intimidante por tamaño que la traducción castellana y, ergo, bastante más apetecible. No le habrán quitado partes, ¿verdad? Ah, ¿has visto el Pulitzer sin conceder este año?

Arte

José Luis Amores dijo...

Respuestas

WOLFVILLE dijo...

¡Acabáramos! Había oido cierto run-run sobre este libro, pero con una forma tan original de presentarlo y un avance tan interesante será cuestión de hacerse con él.

Anónimo dijo...

Y alguien debería explicarle al público que no se aplaude a los presentadores...

Anónimo dijo...

hola, mi nombre es aldana, tengo quince años vivo en argentina y en unos dias voy a dar la presentacion de mi primera novela. la verdad es que estoy tan nerviosa de no saber como contestar ni como no quedarme paralisada que me serviria algun consejo si fuera posible. desde antes, muchas gracias.

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